Un debate que no debería serlo

La Gioconda de Leonardo Da Vinci es una de las imágenes más reproducidas del mundo compitiendo en el ranking con el Che Guevara. Un icono que decora desde pósters hasta lápices o posavasos y que recibe más de 20.000 visitas diarias. Pero la imagen que tenemos de ella, no es la real. Cuando visité el Louvre el verano pasado, me sorprendió la distancia que la separaba de los visitantes, pertrechados, cámara en mano, tras una catenaria custodiada por dos guardias de seguridad: «ni que fuera una estrella de Hollywood» pensé. Lo cierto es que a mí me interesaba más el ingente Tiziano que cuelga de la pared de enfrente y que, aún estando en la misma sala enfrentado a la menudez de la Gioconda, casi nadie repara en él. Sigue leyendo