Ayer devolvimos a su propietario este magnífico Ramón de Capmany que hemos tenido el placer de restaurar. La policromía estaba muy delicada debido a la sequedad que sufría y eso provocaba desprendimientos de la capa pictórica importantes. Además, como bien se puede observar comparando las imágenes, el barniz oxidado y la suciedad habían escondido y apagado todos los colores brillantes originales. Realizamos la limpieza con sumo cuidado y retiramos el barniz para descubrir todos los matices. En la siguiente imagen podéis observar paso a paso el cambio espectacular.
La reintegración de las pérdidas de policromía se realizó con la técnica de puntillismo que permite integrar las lagunas en el conjunto, pero es suficientemente discernible para evitar un falso histórico. ¡Y ya podéis ver el resultado!
qué buen trabajo! el tiempo que hace que no cae un cuadro en mis manos… la verdad es que lo echo de menos. Enhorabuena