Mireia Mestre (Jefa del departamento de restauración y conservación preventiva del MNAC) ha comisariado una exposición que puede verse en este mismo museo y que merece muchísimo la pena. El museu explora. Obres d’art a examen es un recorrido a lo largo de los avances científicos en el mundo de la restauración de arte y de todo aquello que se ha descubierto gracias a ellos.
Se tratan casos reales que han sido investigados en las instalaciones del museo con técnicas nada (o poco) invasivas como los Rayos X, la reflectografía de infrarrojos, la luz ultravioleta y hasta la radiografía con neutrones que permite traspasar gruesas láminas de metal. Gracias a estas técnicas los restauradores podemos determinar cómo se creó una pieza, cual es su estructura interna, si el artista pintó encima de otra obra para reaprovechar el lienzo, si esa pieza es una falsificación, qué tipos de pigmentos se usaron, qué deterioro sufren en ciertas condiciones y un larguísimo etcétera. Siempre insisto en que la ciencia y la conservación – restauración van de la mano y esta exposición es una clarísima muestra de ello.
Se pueden ver desde frontales de altar románicos a Tintorettos pasando por piezas tan singulares como El violinista de Pablo Gargallo que ha puesto a prueba al departamento entero por ser una pieza excepcional que está a punto de perderse. Quiero hacer hincapié en ella por la dificultad que reviste una intervención de este calibre. Os hago un resumen y os emplazo a que visitéis la exposición: Para empezar, el mayor problema es que los materiales que la componen (alma de madera tallada recubierta con planchas de plomo clavadas) son incompatibles por naturaleza. La misma madera, como material orgánico que es, emite unos gases que, al contacto con el plomo, lo deterioran hasta destruirlo. En este caso, hay algunas zonas del plomo que no tocan directamente la madera del interior y se crea una especie de compartimento (como si se tratara de un invernadero) que mantiene los gases en contacto con el metal. En esas zonas las planchas se deforman produciéndose ampollas que terminan por reventar. Una de las complicaciones con que se encontraron es que los Rayos X no pueden traspasar el metal y necesitaban saber cómo era exactamente el violinista por dentro. Lo trasladaron a Suiza para una radiografía con neutrones y, con los resultados en la mano, decidieron qué hacer.

Siempre insistimos en que una intervención debe ser lo menos traumática posible para la pieza y debe respetar su origen y composición sin ser falseada ni transformada. En este caso, su propia constitución puede destruirla y, por lo tanto, han decidido desmontarla plancha por plancha y substituir el alma de madera tallada por un material inerte que no represente un peligro para el plomo. Están alterando el proceso creador del artista, sí, pero al fin y al cabo no se interrumpe la lectura de la pieza y, lo más importante, se la salva de una muerte segura.
Si os interesa ver las entrañas del arte, podéis visitar la exposición hasta el 23 de Febrero. Aquí os dejo un par de enlaces que seguro segurísimo os animarán a acercaros al MNAC.
Del montaje de la exposición:
http://www.flickr.com//photos/73401757@N05/sets/72157632024201856/show/
Toda la información que necesitáis:
http://www.mnac.cat/exposicions/exp_preview.jsp?lan=001&actualPage=null&id=00000060
Y un artículo que escribieron en El País sobre el violinista de Gargallo:
http://elpais.com/diario/2011/12/24/cultura/1324681202_850215.html