El Pommersche Kunstschranke y sus maravillas

Ayer asistí a la primera sesión del curso «El mueble histórico» que se imparte entre el CRBMC y la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Catalunya y ya volví a casa con la intención de escribir una entrada sobre este tema tan interesante como desconocido.

A parte de los fundamentos teóricos impartidos, la ponente, Mònica Piera, nos hizo reflexionar a los asistentes sobre la importancia que tienen estos objetos y como han sido «apartados» de la historia del arte en muchas ocasiones. Siendo creados para una función determinada, los muebles, no sólo se adaptan a las modas del momento sino que evolucionan según las necesidades sociales de los individuos. Muchas veces, cuando vamos a un museo y nos encontramos con un mueble, lo observamos, pensamos «qué bonito» y seguimos adelante hasta toparnos con alguna obra que conozcamos o de la que podamos sacar una lectura estética determinada. ¡Y cuántas cosas nos perdemos! La museología, a veces falla en la presentación de estos objetos y nos obliga a ignorarlos porque desconocemos toda la historia que llevan detrás. Quizás porque no van firmados, quizás porque nadie nos explica nada de él o quizás porque, para muchos, el museo es una experiencia puramente estética y el mueble va mucho más allá de esto.

Uno de los ejemplos más claros son los llamados cabinets. Para los que desconozcáis esta tipología, una breve descripción:

«Mueble de caja consistente en un conjunto de repisas, cajones pequeños o casilleros, confrontados por una o más puertas, e ideados para almacenamiento y algunas veces la exhibición de objetos pequeños.»

Este mueble fue creado, en un principio, para que el propietario guardara en su interior objetos de valor y documentos importantes. Lo llevaban con ellos allí dónde fueran y por eso, la mayoría de ellos tienen una apariencia muy ruda en su exterior aunque, cuando se abren las puertas, los compartimentos se descubren decorados con una extrema delicadeza. Sin embargo, con el tiempo, se fueron transformando en cajas de maravillas -sobretodo en el sur de Alemania durante el siglo XVII- y el artesano que lo realizaba, incluía en su interior objetos únicos escondidos en los diferentes compartimentos, para que el propietario no sólo disfrutara descubriendo las sorpresas que había allí guardadas, sino también para que presumiera ante sus semejantes de su sabiduría y riqueza. Podríamos decir, pues, que los cabinets acaban siendo un objeto de prestigio social y por ello lo visten con materiales caros para convertirse en un objeto de lujo perdiendo su función original.

Seguramente os hayáis topado con alguno de ellos en alguna sala y os hayáis quedado poco más que indiferentes ante esa pieza. Esto es porque, por cuestiones museográficas, se suelen exponer cerrados y de esta forma pierden todo el sentido y la gracia.

Uno de los ejemplos más increíbles es el cabinet Pomerania o Pommersche Kunstschrank (Del alemán: Kunst = arte, Schrank = armario). Aunque no se conserva completo -fue destruido en 1945 durante la Segunda Guerra Mundial y sólo se guardan los objetos que se incluyeron en él- sí que se conoce su historia . La mujer del duque Felipe II de Pommerania quería encargarle a un artesano una cajonera para poder exhibir su poder. Un avispado «comercial» (para que nos entendamos) la convenció a ella y a su marido de que con un cabinet, no sólo podría demostrar su riqueza y poder, sino que, además, presumiría de sus conocimientos en diferentes áreas del saber gracias a los objetos que se escondían previamente en él.

Pommeresche Kunstschranke

Su construcción fue dirigida por Philipp Hainhofer -un patricio Augsburgués auténtico representante del gusto de la época- y realizada por Ulrich Baumgartner en 1617 y participaron más de 30 artesanos y artistas para cada una de las 300 curiosidades que guardaba ese cabinet. Se incluyeron cajas musicales, objetos de tocador, sustancias químicas, prensas, instrumentos médicos, materiales para escribir y dibujar, medidas y pesas y juegos.

Pintura de la época donde se muestra la escena de presentación del Pommeresche Kunstschranke a Felipe II y a su mujer.
Los personajes en primer plano, hasta el final de la escalera, fueron los artistas y artesanos que participaron en su construcción.

Como curiosidad -sin que tenga mucho a ver con el tema que nos ocupa- os diré que, si observáis esta pintura, comprobaréis que los únicos que aparecen sentados son los duques de Pomerania. Esto es porque, hasta el siglo XVIII, las sillas eran un símbolo de poder y riqueza, situando a sus propietarios en un nivel social más alto, reafirmándolo y demostrándolo al resto. Si tenéis en la cabeza los antiguos tronos y asientos -no necesariamente los que pertenecían a la realeza-, ninguno de ellos está tapizado y su apariencia es muy rica en decoración pero nada confortable. Y es que no eran concebidos para la comodidad de su propietario, como pensamos ahora- sino porque cuánto más incómodo, más rígida sería la postura y más poder se demostraba.

Retrato de Felipe el Próspero por Diego Velázquez

Finalizo la entrada de hoy con esta imagen de Felipe el Próspero retratado por Velázquez para ilustrar un poco más esto que os acabo de comentar. En la pintura de corte de los Áustrias, siempre escogían aquellos objetos que mejor les representaban y en todos y cada uno de ellos aparecen o mesas o sillas o ambos. En ésta en particular, toca la silla como diciendo «yo tengo derecho a sentarme» o lo que sería lo mismo que decir «yo tengo poder». Con las mesas pasa exactamente lo mismo porque el «derecho a firma» no puede ser un símbolo más claro de estatus.

Espero que esta entrada os haga mirar de otra forma esos objetos tan cotidianos e intentaré seguir escribiendo sobre éste tema, porque realmente ha sido un gran descubrimiento de curiosidades sobre las costumbres, las modas y las técnicas.

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2 comentarios en “El Pommersche Kunstschranke y sus maravillas

  1. Es exactamente así: «La observación «puramente estética» de cualquier objeto se completa siempre con la correcta comprensión e interpretación de sus orígenes, evolución y función social».
    Cuando los objetos del pasado son desprendidos de su significado contextual pierden la capacidad de trasmisión de una parte fundamental de su realidad, esa parte potencialmente cognisciva que no se puede desprender de su realidad material empírica.

    1. Tienes toda la razón, Gema. En el caso de los muebles, desprenderlos del entorno original, para y por el cual fueron creados, desvirtúa su lectura y la apreciación que podemos hacer de ellos. Sin duda, como las modas, los usos y las costumbres cambian con los tiempos y una cosa tan simple como la función de una silla (como explicaba en la entrada) no tiene absolutamente nada que ver hace 300 años con ahora. Es por eso que miramos y vemos lo que nosotros hemos aprehendido no lo que significaba en el momento al que pertenece.

      Muchas gracias por tu comentario!
      Un saludo!

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