A veces te llegan piezas especiales, muy diferentes y que terminan por resultar un auténtico reto. Hace poco más de dos meses, la Fundación Uriach se puso en contacto conmigo para que les restaurase un expositor de Biodramina de los años 60; un pequeño pedacito de la historia farmacéutica de nuestro país. Cuando pude observarla con atención la primera vez, ya me di cuenta de que no sería un trabajo fácil, pero tengo que decir que ha sido un verdadero placer poder intervenirla.
Era una pieza compleja en su construcción y, realmente, es un pequeño milagro que haya llegado en tan buen estado hasta hoy, ya que este tipo de piezas no se hacían para durar. Estaba compuesta por materiales muy diversos como madera, contrachapado, hierro, latón, cristal, cartón y papel, además de llevar integrado un mecanismo eléctrico que hacía girar la cabeza de lado a lado e iluminaba el cartel frontal. Toda una obra de arte.
La mayor complicación que encontré fue la limpieza. La policromía se encontraba en buen estado, estable y sin grandes pérdidas aunque, al comenzar las catas, me di cuenta de su heterogeneidad en cuanto a la composición. Al no tener una capa de barniz que la proteja, la limpieza debía realizarse directamente sobre la pintura y era de vital importancia que, los materiales usados, no fueran nada agresivos y totalmente compatibles. Esta parte del trabajo fue la más lenta ya que, incluso el mismo color en diferentes zonas, presentaba solubilidades diferentes o, incluso algunos, eran sensibles a cualquier sustancia tanto en estado líquido como en emulsión.
Eliminé mecánicamente una serie de manchas que se encontraban en la cara B de la cabeza y que distraían demasiado la atención. Por suerte, habían quedado en superficie y, con mucho cuidado, pude quitarlas totalmente para, posteriormente, aplicar una veladura muy puntual y disimular la diferencia de tono.
Además, el fondo blanco de la franja izquierda, era capa de preparación desnuda con un estado de disgregación muy avanzado que había traspasado a las capas pictóricas circundantes. En esta zona, tuve que realizar la limpieza sin ni tan siquiera rozar la capa de preparación, con mucha paciencia y sin prisas.
Justo en esta zona, encontré unos levantamientos puntuales que coincidían con los colores gris y negro, así que realicé una fijación puntual y enderecé la policromía para evitar que terminara perdiéndose.
Finalmente, a pesar de la dificultad, el resultado fue el esperado, respetando como siempre las marcas que ha dejado el tiempo en ella.
El soporte no presentaba grandes problemas, aunque sí tuve que desinsectar los laterales y los travesaños posteriores y consolidar la madera ya que en algunos puntos empezaba a disgregarse levemente. Extraje restos de cola en el reverso, el óxido y la corrosión del hierro y los perfiles de latón, limpié a fondo la estructura de cristal, enderecé algunas zonas donde el contrachapado se había abierto y reconstruí la pérdida de soporte en la zona superior.
Como os he comentado antes, la pieza tenía un motor que hacía girar la cabeza de lado a lado. Éste estaba protegido por una tapa de cartón con unas acumulaciones de suciedad importantes en su interior. Así que realicé una limpieza mecánica muy suave y recuperó casi por completo ese color negro que resaltaba tanto con el resto de colores del anverso.
Además de todo esto, tuve que realizar un millón de intervenciones menores para que el resultado fuera perfecto y pueda conservarse 50 años más. Por suerte el motor funcionaba perfectamente y sólo hizo falta que lo engrasaran, añadieran un transformador y cambiaran las bombillas originales por unas Led mucho más respetuosas.
Sin duda ha sido la pieza más curiosa que he tenido el placer de intervenir y una de las que mayor realización profesional me ha dado. Es maravilloso que haya personas preocupadas por recuperar este tipo de objetos tan especiales y de conservarlos en buenas condiciones para que lleguen a generaciones futuras.
Si queréis ver alguna imagen más del proceso de restauración, las podéis encontrar en la sección «Algunos trabajos« y en la página de Facebook de Artelier.